Este artículo apareció
originalmente, en inglés, en la revista “The Philatelist” en enero de 1969
editada y publicada por Robson Lowe.
La traducción no es de las más felices, pero traté de
mantener el espíritu; espero que les agrade.
Cordiales saludos
Walter
"La otra
mujer
Es una encantadora compañera, siempre
acomodando su humor para complementar el mío. No bebe pero a veces me intoxica.
No parlotea pero me halaga cuando creo saber lo que piensa. Ella es bien
parecida, a menudo preciosa y aún sus menores imperfecciones me excitan. Es de
carácter provocativo y me anima a explorar su interesante pero desconocido
pasado. No usa maquillaje pero ella es colorida. Alguna vez en el pasado pudo
haber sido usada pero definitivamente no para su desventaja. Sus amigos son los
míos.
Cuando estoy con ella nunca estoy solo, jamás
aburrido. A pesar de cincuenta años de relajada confianza ella puede tener toda
mi atención.
Un extraño pasa y me pregunta cuanto me cuesta
mantenerla.
“No recuerdo, porque la calidad es una virtud
que permanece y usted olvida el precio”.
No comprende y con entusiasmo murmulla:
“Apuesto que usted haría una excelente
ganancia si la vendiera a alguien más joven”.
“¿Pero por qué vendería mi placer y felicidad?
Me sentiría como un explotador”.
He aquí el eterno inversionista buscando algo
que le de un buen retorno a su lucro. Si el la comprase estoy seguro que nunca
la volvería a mirar, no encontraría placer en sus infinitos encantos, y
probablemente la tendría encerrada bajo llave donde nadie más la podría gozar.
El talento escondido.
Tendré buen cuidado que no me abandone durante
mi vida. Si creyera que hay alguna oportunidad que el pudiera amarla tanto como
yo la amo a ella, entonces podría dársela, pero venderla, jamás.
Soy su amante.
Ella es
La Dama
Filatelia."