RUSSELL BECKETT LACKINGTON
Al
compás de la Comparsita y con relatos sorprendentes acerca de la bonhomía de
este viejo amigo por casi 60 años, se despidieron sus restos en la Iglesia
anglicana en un ambiente de fervor y dolor por su partida al Reino de Dios.
Todas las características,
tanto de seriedad, de corrección, de sabiduría y de un ser ajeno a las
mediocridades de otros hombres, retrataron de forma íntegra sus condiciones de
pureza y amistad.
En
sus labores en la Superintendencia de Compañías de Seguros, Sociedades y Bolsas
de Comercio, donde compartimos innumerables momentos de alegría, se caracterizó
por ser un hombre de alta estatura en lo que se refiere a la rectitud en su
procedimiento, Luego, en sus actividades como Liquidador Oficial de Seguros,
donde fuimos colegas, su sapiencia lo situó en un lugar privilegiado, reconocido
por sus pares.
Por otra parte, en su afán permanente
de coleccionismo que abarcaba su amor por el tango, su dedicación a las tapas
de botella, cajas de fósforos, etc. caminaba por los lugares más recónditos
buscando sus piezas que le faltaban.
Finalmente, en su devoción
por la filatelia, a la que dedicó toda su existencia, pero sólo se integró,
cuatro años atrás, como miembro de la Sociedad Filatélica de Chile, alumbró con
su forma de ser, a los contertulios de los días Martes, con sus conversaciones
amenas e inteligentes, además, en su adquisición de numerosos lotes de
filatelia en los remates, departiendo con los aficionados a los juegos de
dominó, iluminando sus mentes con sus intervenciones inteligentes.
Descansa en paz, querido
Russell, porque lo tienes muy merecido, luego de tu paso brillante por esta
vida.
Ricardo Boizard G.