En la Cuarta
posición se encuentran los frescos que
serán comentados en esta entrada "La Adoración del Becerro de Oro" y "El
Sermón de la Montaña"; ambas del pintor florentino Cosimo Rosselli .
En esta
entrada antes de comentar las pinturas nos referiremos a los contratos que
realizaban los artistas con sus mandantes, en este caso, el Vaticano.
No se disponen
datos publicados acerca de cómo fue realizado el contrato individual de cada
uno de los participantes en el conjunto de obras que se realizaron, sin embargo
SI existe la suficiente documentación relativa a los contratos que suscribía
Miguel Ángel, quien no solo anotaba las
cantidades que recibía por cada trabajo sino, que llevaba un registro minucioso
de cada gasto que realizaba en cada obra que llevaba a cabo.
Es importante
destacar que en esa época el "artista" no tenía el perfil que se le
da actualmente, era simplemente un "artesano o maestro de obras". Los
contratos que se realizaban, haciendo un
símil con los actuales, era un contrato "A Suma Alzada", es decir, un
monto total por el trabajo, algunos de los cuales incluían "Especificaciones
Técnicas" claramente establecidas en las cuales se pactaba, desde el
contenido de la obra que se deseaba, hasta la calidad y tipo de materiales a
emplear.
El artista
recibía la zona de trabajo en obra gruesa, por tanto el debía costear los
trabajos iniciales de estucado grueso y fino, la colocación del yeso, la compra
de los pigmentos y el salario de los
ayudantes que normalmente se ocupaban no
solo de completar las pinturas, sino también de las partidas menos artísticas, el "maestro" que en
este caso era el autor de la pintura, se
ocupaba de realizar los esbozos y contornos de lo que se pintaría sobre el papel
"matriz", mientras que los ayudantes se encargaban de perforar el
papel y marcar con carboncillo la superficie a pintar, con posterioridad el
maestro definía los colores, y los aplicaba el mismo o designaba sus discípulos
mas aventajados para que realizaran la aplicación, siempre bajo su supervisión.
Respecto a
los colores, el más caro era el azul ya que provenía del lapislázuli que en esa
época solo se importaba desde Afganistán, llegando a tener precios superiores
al oro, por lo cual su uso era celosamente controlado. Como el papel tampoco
era económico, muchos pintores guardaban sus matrices y las empleaban más de
una vez, tal es el caso de Botticelli, del cual muchos de los estudiosos de sus pinturas han encontrado
semejanzas muy "exactas" en muchas de sus obras.
Cada pintor tenía
sus propias teorías económicas acerca de la rentabilidad de sus trabajos,
Perughino por ejemplo era uno de los mas "productivos" y tenía muy
bien organizado y controlado el trabajo de sus ayudantes, por lo mismo, logró
hacer cinco pinturas mas el mural de la Ascensión de la Virgen. También se
realizaban "subcontratos" entre los artistas más afamados y los menos
famosos, los cuales incluían condiciones diversas como podría ser el
reconocimiento o no de la "autoría" de la pintura a realizar por el
subcontratado. Se conoce por ejemplo que "Pinturicchio" era el discípulo
más aventajado de Perughino, y sin embargo no posee la autoría de ninguna obra,
mientras que Biagio D'Antonio era colaborador de Cosimo Rosselli quien le
concedió la autoría del "Paso del Mar Rojo", pintura en la que trabajaron conjuntamente, Cosimo también
utilizó de ayudante a su yerno Piero di Cosimo quien después se convertiría en un
gran pintor. lo cierto es que este ultimo admiraba tanto a su suegro, que a su
muerte cambió su nombre original que era Piero di Lorenzo.
Otra entrada
"extra" que recibían los artistas provenía de la ubicación de
distinguidos personales de la época en las grandes obras como las que estamos
analizando, existen estudios muy minuciosos que identifican los rostros de las
pinturas con grandes personajes de la época, no solo romanos, sino muchos
florentinos, de donde provenían la mayoría de los artistas.
En "La Adoración del Becerro de Oro", pintura también conocida como "La Entrega de las Tablas de la Ley" hay cinco escenas claramente diferenciadas entre sí,; en la parte superior, Moisés recibe las tablas de mano de Dios en el monte Sinaí, en Primer plano de izquierda a derecha, Moisés desciende con las tablas que incluyen los Diez Mandamientos, al centro Moisés rompe las tablas enfadado con su pueblo por la adoración de estos al Becerro de Oro, en el extremo derecho, el becerro de Oro que fue fundido con el oro y las joyas que aportó el pueblo hebreo mientras duró la ausencia de Moisés, un poco desplazada hacia arriba, la escena del castigo de los judíos idólatras. En todas las escenas aparece un personaje con una túnica azul acompañando a Moisés, se trata de Josué quien pasaría a ser a partir de este momento su lugarteniente, convirtiéndose más tarde también en profeta.
En la estampilla de la izquierda
la escultura de Moisés realizada por Miguel Angel para la tumba del Papa Julio
II, al centro las Tablas de la Ley y en el extremo derecho El Monte Sinaí.
Cuarto Fresco Ala Norte "El Sermón de la Montaña".
Cosimo Rosselli, siempre con la
ayuda de su yerno Piero di Cosimo, también pintaron el fresco referido a
la vida de Jesús que enfrentaba la entrega de las tablas de la ley.
La obra
muestra el sermón conocido como "Sermón de la Montaña". también muestra una escena en la
cual un leproso aparece de rodillas, implorando la curación milagrosa.
Ciertamente ambas escenas no tienen relación bíblica ninguna, por lo cual
algunos admiten que el hecho de unirlas fue simplemente una licencia del
pintor.
Lo cierto es que Cosimo usó colores bien vivos que
consiguieron "deslumbrar los ojos del papa" y consiguió un
premio en metálico que el pontífice había prometido al pintor más valiente y
magnífico de los que decoraron la Capilla Sixtina, según relata Giorgio
Vasari, también pintor y arquitecto de la época, en su libro "Las
vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos"
escrito en 1550 que contenía las biografías de los mas afamados pintores del
"Renacimiento", palabra cuya autoría también se le reconoce.
Aerograma emitido por el Vaticano en
2011 conmemorando el 500 aniversario del nacimiento del artista.
Entonces sin lugar
dudas, hubo otra entrada para el grupo de pintores, que también fue un
incentivo para su obra creativa, EL PREMIO a la obra que más impresionara al
papa, aun cuando muchos conocedores del tema, no estuvieron de acuerdo con él.
JOSE BELLIDO DE LUNA, Santiago, Marzo 2017. |