Este sello forma
parte de la primera serie postal sueca impresa en 1855. Debido a un
error de imprenta, la primera serie de ese sello fue impresa en amarillo cuando
debía haber sido en verde azulado. Esta rareza, unida a que sólo se conoce una
copia de este sello, hace que sea uno de los sellos más valorados del
mundo.
Fue descubierto por un joven sueco cuando revisaba las cosas de su abuelo recién fallecido. Lo vendió por la ridícula cantidad de 7 Coronas suecas. Llegó a la colección del barón Philipp von Ferrary en 1894 y fue cambiando de manos e incrementando su valor exponencialmente. En 1984 se vendió por 977.000 francos suizos y en 1990 por un millón de dólares norteamericanos. En su última venta en 2010 se subastó por 2,3 millones de dólares.